Hoy quiero explorar junto a ti como ciertas sustancias pueden influir nuestras fases REM del sueño, tanto desde la perspectiva de expertos en sueños lúcidos como desde la ciencia del sueño, es esencial comprender cómo lo que consumimos puede afectar nuestras experiencias.
Cuando consumimos ciertas sustancias, estas ingresan a nuestro cuerpo a través del sistema digestivo o respiratorio y son absorbidas en el torrente sanguíneo, lo que les permite viajar hasta el cerebro. Una vez allí, interactúan con neurotransmisores clave como la serotonina, la dopamina, la acetilcolina y el ácido gamma-aminobutírico (GABA), que regulan tanto el estado de vigilia como la fase de sueño REM, crucial para la producción de sueños. Estos efectos pueden interrumpir o modificar la fase REM, disminuyendo la capacidad de soñar o haciendo que los sueños sean más intensos y vívidos.
CAFEÍNA: La cafeína es un estimulante que puede interferir con el sueño. El consumo de bebidas energéticas, que contienen altas dosis de cafeína, ha sido asociado con un incremento significativo en la frecuencia de insomnio y una reducción del tiempo total de sueño. Además, activan partes de nuestro cerebro que deben desactivarse al dormir. Esto puede llevar a una disminución en la cantidad de sueños recordados, ya que se reduce el tiempo total de sueño y, por ende, las oportunidades de entrar en la fase REM.
Por otro lado, se cree que el consumo de cafeína en pequeñas cantidades puede ayudarnos a inducir el estado hipnagógico de ondas cerebrales Theta con mayor facilidad, ya que nos mantendrían conscientes mientras nuestro cuerpo dormita, no se ha probado científicamente ya que incluso en dosis bajas, la cafeína podría interferir en la transición hacia estos estados de relajación profunda (no recomendable).
NICOTINA: La nicotina, presente en productos de tabaco, es un estimulante que puede dificultar la conciliación del sueño. Investigaciones han demostrado que los fumadores tienden a tener periodos de sueño más cortos y una mayor latencia para conciliar el sueño. Además, se ha observado que los niveles sanguíneos de nicotina se correlacionan inversamente con la duración del sueño de ondas lentas, afectando la calidad del sueño y, por ende, la capacidad de soñar.
A lo largo de generaciones, los chamanes han empleado tabaco puro para influir en la calidad de sus visiones y sueños. Actualmente, el uso de parches de nicotina durante el sueño puede producir efectos similares. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), “si encuentra que tiene sueños vívidos o que su sueño se ve alterado, puede quitarse el parche antes de acostarse y ponerse uno nuevo a la mañana siguiente»
Sin embargo, es importante considerar si vale la pena exponer nuestro cuerpo dormido a la nicotina, una sustancia altamente adictiva, solo para experimentar sueños más vívidos. Actividades como leer una novela de fantasía antes de dormir pueden tener efectos similares sin los riesgos asociados.
En cuanto al sueño, los fumadores empedernidos suelen dormir menos, presentan periodos reducidos de sueño REM y pueden tender a despertarse después de 3 o 4 horas de sueño debido a la abstinencia de nicotina.
ALCOHOL: El alcohol es conocido por su efecto sedante, lo que puede ayudar a algunas personas a conciliar el sueño más rápidamente. Sin embargo, investigaciones han demostrado que su consumo, especialmente en grandes cantidades, afecta negativamente la calidad del sueño. Según el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, «ingerir bebidas alcohólicas impacta profundamente la arquitectura del sueño«, alterando la ritmicidad de los ciclos y disminuyendo la duración del sueño REM, fase crucial para un descanso reparador.
Además, el alcohol puede provocar un «rebote REM» en la segunda mitad de la noche, incrementando esta fase y resultando en sueños más vívidos o pesadillas. Como depresor del sistema nervioso central, el alcohol induce somnolencia inicial, pero interfiere en las etapas más profundas del sueño, llevándonos a un descanso menos reparador y a una mayor somnolencia diurna.
Por lo tanto, aunque pueda parecer que el alcohol facilita el sueño, en realidad compromete su calidad y puede obstaculizar prácticas como el sueño lúcido.
CANNABIS: El consumo de cannabis, especialmente de su componente psicoactivo principal, el tetrahidrocannabinol (THC), puede influir significativamente en la arquitectura del sueño. Diversos estudios han demostrado que el THC tiende a reducir la duración del sueño REM. Esta disminución del sueño REM puede llevar a una menor frecuencia y vividez de los sueños en los consumidores habituales de cannabis.
Por otro lado, el THC parece aumentar las fases de sueño no REM, especialmente el sueño de ondas lentas o sueño profundo, que es esencial para la restauración física y cognitiva. Sin embargo, es importante destacar que, aunque el incremento del sueño profundo puede parecer beneficioso, la reducción del sueño REM tiene implicaciones en funciones cognitivas como la memoria y el procesamiento emocional. Además, el uso crónico de cannabis puede llevar a una tolerancia, lo que significa que se requieren dosis mayores para lograr los mismos efectos, y su interrupción puede provocar insomnio y alteraciones en la calidad del sueño.
Aunque el cannabis puede tener efectos sedantes que faciliten el inicio del sueño, su impacto en las diferentes fases del mismo sugiere que su uso regular puede alterar la calidad y la estructura del sueño, afectando potencialmente la salud mental y emocional a largo plazo.
Es evidente que diversas sustancias pueden influir significativamente en nuestra capacidad para soñar, ya sea suprimiendo o intensificando nuestras experiencias oníricas. Comprender estos efectos nos permite tomar decisiones más informadas sobre nuestro consumo y su impacto en la calidad de nuestro sueño y sueños. Los leo en los comentarios….